dilluns, 1 de febrer del 2010

A quien madruga dios le ayuda

Hoy me levanté temprano, me vestí lentamente, agarré mi casco y mis guantes, me fui silenciosamente al garaje, arranqué la moto, y procedí a sacarla del garaje.

Al salir, me encontré una lluvia torrencial, toda la calle inundada, y un ventarrón helado, que soplaba al menos a unos 100 km/h.

Volví a meter la moto en el garaje, puse la radio, y me enteré de que el mal tiempo, iba a durar todo el día.


Entré de nuevo en mi casa, me desvestí silenciosamente y me deslicé dentro de la cama. Despacio, me acurruqué contra la espalda de mi mujer, y le susurré al oído: - ¡El tiempo está horrible!...

 Ella acariciándome, me contestó medio dormida:  - Ya lo sé.... - ¿Te puedes creer que el gilipollas de mi marido, se ha ido en moto?...